El dominio del conocimiento o saber ontológico del escenario futuro, su real o proximada fisonomía, el riesgo político inherente, las oportunidades explotables y, en fin, de los elementos componentes de las realidades políticas, estratégicas, sociales, económicas y culturales, ha apasionado al hombre desde los primeros tiempos y desde que tuvo forma la primera estructura organizacional de la incipiente sociedad. La más elemental de las decisiones precisó de datos, nociones, conocimiento del entorno ambiental y de sus habitantes, como de los riesgos y amenazas presentes y previsibles.
No constituye un secreto para nadie que tal capacidad inherente a la Inteligencia, en cualquiera de sus expresiones, otorga la facultad de anticiparse a los hechos, bien para administrar el cambio como gestor o actor significativo del mismo, actuando en forma proactiva, o bien para adoptar y adaptarse al mismo, actuando en forma preventiva u oportunamente reactiva.
Ahora bien, actuar en forma proactiva no consiste en otra cosa que no sea fundamentar la acción en un razonamiento que se basa en un pensamiento proactivo, es decir, aquel criterio que permite la concepción de hechos o circunstancias que aún no se han manifestado, sino que se conciben como realidades posibles, en tanto su factibilidad. El criterio preventivo, por su parte, orienta al razonamiento de anticipación a algún hecho posible de ocurrir, en tanto ya ha ocurrido anteriormente.
Evidentemente, la epistemología o teoría del conocimiento, dice relación con la lógica como su fundamento y como tal, sus "leyes", dan cuenta de la "ciencia ordenada al raciocinio", transitando de proposiciones verdaderas a otras, dando paso a la Metodología, como teoría del uso de las leyes lógicas en diversos dominios del saber. Sin embargo, debemos agregar, en mérito a la interpretación que le asignamos a los significados ontológicos, un sentido de valor, es decir, un sentido ético. Si bien la Inteligencia, en un concepto puro, corresponde a la verdad sobre los acontecimientos, pasados, presentes o futuros, al servir a la toma de decisiones involucra a la estrategia en su más amplia y moderna acepción.
Inteligencia Estratégica en la Empresa; conocer los entornos para decidir.
La Inteligencia Estratégica aporta el punto especial al permitir a la empresa mayor adecuación al entorno y, por lo tanto, mejores resultados.
Las organizaciones se encuentran ante unos entornos competitivos cada vez más cambiantes y complejos, en los que es necesario manejar un número elevado de variables para mantener las ventajas competitivas actuales.
Se trata de entornos en los que predomina la oferta sobre la demanda, de rápido desarrollo tecnológico y en los que las distancias geográficas se hacen cada día más pequeñas.
Esta situación obliga a las organizaciones a adaptar y mejorar sus procesos tradicionales de observación y conocimiento de los entornos en los que compiten, que podemos clasificar como entornos directos (clientes, proveedores, competidores...) e indirectos (demografía, regulaciones, tecnologías, economía...).
Dichos procesos de observación requieren de una gestión de información de tipología variada: información cuantitativa (datos, ratios...) y cualitativa (artículos, patentes...); interna (generada por la propia organización) y externa (procedente de fuentes externas); formal (la estructurada y publicada) e informal (procedente de nuestros contactos con clientes, visitas a ferias...)
Los Sistemas de Inteligencia Estratégica (también conocidos como Vigilancia Tecnológica, Inteligencia Competitiva o Inteligencia Económica) se pueden definir en pocas palabras, y quizás con riesgo de ser excesivamente simplista, como un proceso organizado y continuo de observación y análisis del entorno, con el fin de conocerlo e interpretarlo mejor de forma que permita decidir y actuar eficazmente a la organización.
Estos Sistemas tienen un buen aliado en las metodologías y herramientas de gestión avanzada de información, pero también son necesarios la creación de espacios de encuentro y comunicación en el seno de la organización que permita la generación de verdadero conocimiento sobre tales entornos.
La puesta en marcha de estos Sistemas de Inteligencia Estratégica permite, entre otras muchas cosas:
- Conocer mejor a los competidores.
- Captar oportunidades de negocio y colaboración.
- Identificar de forma temprana riesgos y tendencias de mercado.
- Generar nuevas ideas y conocimiento para la puesta en marcha de proyectos I+D+i.
De esta forma, los Sistemas de Inteligencia Estratégica resultan de gran utilidad para todo tipo de organizaciones: empresas, Administración Pública, asociaciones, colegios profesionales,...
En particular, las Pymes también pueden (y deben) afrontar estas mejoras en sus procesos de observación, dado que hablamos de implementar metodologías y herramientas que están ya a su alcance. Lo que es necesario es que estos sistemas estén orientados a solucionar sus necesidades y problemáticas particulares, pues cada organización tiene sus propios retos y unos entornos singulares en los que debe competir para alcanzarlos.
Cómo hacer inteligencia competitiva desde la PymeCuando hablamos de inteligencia competitiva muchas Pymes piensan que son cosas de las grandes empresas, y si por el contrario les parece que la información que se obtendría si se implementara esta práctica le serviría para el desarrollo de su negocio, les parece que por una cuestión de costos no está a su alcance.Lo que se propone no es generar el Departamento de Inteligencia Competitiva sino remarcar la importancia de desarrollar esa información en la empresa.
Una vez asumida su importancia se deberá ir especializando a alguien que asuma la tarea y que vaya generando un seguimiento primero y a nivel general de la industria o sea el sector de actividad donde este posicionada la empresa y en segundo término un seguimiento de las empresas que componen la competencia.Hay mucha información disponible lo que se requiere es darle un orden, establecer categorías y hacer un seguimiento continuo en el tiempo.
Las fuentes de información son variadas y van desde la utilización de Alertas de Google hasta la lectura de los avisos clasificados de demanda de personal, pasando por escuchar a nuestros vendedores la información que en su medio han recabado sobre la competencia.
En este artículo hay 10 recomendaciones para generar la información que requiere la inteligencia competitiva, algunas se adaptan mejor que otras a cada uno de nuestros países pero en ese conjunto ya tenemos lo fundamental para comenzar.Muchas veces la inteligencia competitiva debe ir acompañada de lo que se denomina Vigilancia Tecnológica, esto lo analizaremos en otra entrada con recomendaciones prácticas que puedan ser incorporadas a la gestión de la Pyme.
1) Comprar las estadísticas de importación y analizarlas.
2) Tener, como denomina un amigo mío, el vendedor del siglo XXI.
3) Hacer que los vendedores consulten al departamento de IC cuando los competidores dan grandes descuentos.
4) Leer los avisos de búsqueda de empleo de la competencia.
5) Leer los avisos de remates que involucren a la competencia.
6) Tener una reunión mensual con los proveedores para ver qué están haciendo los competidores.
7) Comprar los estados financieros de los competidores.
8) Tener búsquedas en Google Alerts y similares.
9) Leer los diarios y revistas de la especialidad o comprar un clipping.
10) Utilizar recursos como watch that page o comprar el Copernic.
Bibliografía
http://www.tallermkt.com/index.php?option=com_content&view=article&id=43:la-inteligencia-estrategica-conocer-los-entornos-para-decidir&catid=1:temas-de-intereshttp://internetparapymes.blogspot.com/2008/02/cmo-hacer-inteligencia-competitiva.html