miércoles, 26 de agosto de 2009

YO, SOCIEDAD ANÓNIMA


Se trata de la nueva figura en el mercado laboral alemán: las “Ich AG” (“Yo, S.A.”). Jóvenes y con los mejores antecedentes de preparación académica y profesional de las últimas décadas. Son diferentes: no quieren o aún no encuentran la plaza fija de empleo que se acomoda a sus necesidades y metas y disfrutan de varios tipos de responsabilidades simultáneas. El sistema alemán se prepara para su integración. Le tomamos el pulso a un estado de transición en la historia del trabajo en Alemania.


Los jóvenes profesionales independientes despliegan ofertas para la demanda de servicios de todo tipo: manufactura y reparación o creativos y de consultoría. Son expertos del pluriempleo: pueden ser guías de turistas, antropólogos o sociólogos, escritores y diseñadores a la vez. Todo en un nuevo contexto laboral y económico, en el que los preparados para el riesgo tienen la oportunidad de dar el gran giro a la norma social.
Hanno es uno de los llamados – tanto popular como oficialmente – Ich AGs.
Buscan sobre todo el éxito, la administración libre de su tiempo, y el desarrollo de una idea propia. Cobran con recibos de honorarios, se aprestan a cumplir con diferentes responsabilidades laborales y se abren paso a través de una amplia red de contactos: son sociedades anónimas formadas por una persona. Como en América Latina durante décadas, los alemanes se auto-emplean. Y parece funcionar.
Nueva figura social y laboral
La sociedad alemana se mueve a ritmo de reloj. Tiempo, energía, recursos son los elementos de juego de una comunidad de jóvenes abierta al cambio. Hanno lo sabe: tiene poco más de 26 años y el campo en el que juega es un paisaje de múltiples desafíos, oportunidades y tensiones: Da clases de sociología en una academia profesional, trabaja como librero en una exposición de arquitectura, guía y explica a los visitantes de un conocido museo berlinés acerca de las implicancias sociales del arte moderno y trabaja como periodista en revistas de música pop.
un tema importante
Los empleadores cambian su manera de actuar en los contextos financieros críticos. Dada la amplia oferta de egresados de carreras sociales, humanistas y artísticas, la obligación de darles una posibilidad segura de trabajo está llena de obstáculos y mayores dificultades, claro, que en los mejores años del milagro económico alemán.
Empleando por proyecto, las empresas y organizaciones se ahorran incomodidades como indemnizar a un empleado para despedirlo o tener que pagar las cuotas de su seguro de enfermedad, jubilación o de invalidez. Éstas pueden llegar a representar más del 30% del sueldo bruto mensual de un empleado, y en el caso de los independientes esta cantidad puede ser superada con creces en relación con sus ingresos.
Ser independiente tiene pros y contras y Hanno las describe en esta temprana etapa de su vida, humana y laboral: “una de las ventajas es que experimentas mucho cambio, y tienes que trabajar siempre nuevos temas y con personas diferentes, así como emprender estos proyectos siempre desde cero. También tienes la posibilidad de determinar por ti mismo tu propio ritmo de trabajo y eres más independiente de cualquier jerarquía interna de una organización o empresa”.
“Una desventaja grande es que tienes una sensación constante de inseguridad acerca de si tienes suficiente dinero para cumplir con los compromisos mensuales, o si al término de un proyecto se tiene algo nuevo para el siguiente mes, de forma de seguir adelante o en dado caso cubrir los hoyos del mes anterior. Además, como independiente se tienen pocas posibilidades de contar con un seguro de desempleo – un dinero al mes en caso de estar sin trabajo, entregado por la Agencia Federal del Trabajo, así como vacaciones, el seguro de salud, de jubilación y de invalidez pagados”.

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